Literatura, música, teatro, cine y pintura, en la octava edición del Festival Eñe
14:05
El Círculo de Bellas Artes de Madrid ha acogido este pasado fin de semana un nuevo encuentro del Festival Eñe, organizado por La Fábrica, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte-Plan Fomento de la Lectura, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Madrid.
Esta fiesta cultural nacida “en rebeldía contra la crisis” según Alberto Anaut (presidente de La Fábrica), pretende “romper barreras entre escritores, editores y lectores”, así como redescubrir “el valor de la literatura”.
Este año la dirección del programa ha estado a cargo de la escritora Marta Sanz, quien ha decidido ampliar los campos de las más de 40 actividades más allá de la narrativa y el periodismo, incluyendo poesía, teatro, cine, ilustración o música y, por primera vez, algunas de ellas gratuitas, como la posibilidad de asistir a las firmas de libros de más de 70 autores.
El Festival Eñe también ha ofrecido a los escritores noveles la oportunidad de presentar sus trabajos a distintos editores para hablar sobre la posibilidad de publicar su obra, así como recibir consejos de los mismos.
Las conferencias, diálogos y mesas redondas han versado sobre el éxito de los géneros rosa y negro, la relación entre las ilustraciones y los textos, los derechos de autor, la cuarta pared, la edición en Latinoamérica o clubes de lectura, entre otros.
Edición:
Por ejemplo, en el triálogo “De tú a tú en la edición”, en el que participaron Julián Rodríguez (editorial Periférica) como moderador, Elena Ramírez (Seix Barral) y Silvia Sesé (Anagrama), algunas de las conclusiones que se extrajeron fueron que el mundo editorial ha cambiado debido a la competencia con otras formas de entretenimiento (como las redes sociales), pero la manera de entender las historias también lo ha hecho, pues los libros ya no son el único soporte donde el lector puede encontrarlas.
Según la editora de Anagrama, las nuevas generaciones tienen una relación distinta con los libros, es más una relación física y tienen el libro como objeto, de ahí que actualmente haya muchas editoriales que cuidan el aspecto físico de las obras que publican.
Por su parte, la editora de Seix Barral defendía que mientras que la crisis ha afectado a las grandes editoriales ha pasado justo lo contrario con las pequeñas, las cuales consiguieron crecer e implantarse en las librerías.
Literatura:
En cuanto al triálogo “Malditos y fantasmas de la literatura en español”, los autores Juan Francisco Ferré y Andrés Ibáñez definieron los términos “maldito” y “fantasma” bajo la moderación de la también escritora Pilar Adón. Ambos estuvieron de acuerdo en afirmar que estas palabras están destinadas a aquellos autores que no quieren ser protagonistas y que prefieren que sean sus libros los que hablen por ellos, por lo que se ocultan a los medios de comunicación y al público en general.
Según Ibáñez, esto puede deberse a que “cuando un autor tiene que expresarse en público, da la sensación de que como el libro ya está ahí todo lo que se diga es redundante” o que incluso se piense que “el autor no va a estar a la altura” de su obra.
Para Ferré las etiquetas son una "desgracia" para los escritores, pero tienen que usarlas si quieren ser percibidos. De hecho, ambos estuvieron de acuerdo cuando afirmaron que en España “si no sales en público, te ignoran, no existes” y defendieron que “Estados Unidos es un país maldito para muchas cosas, pero bendito para otras”, por ejemplo, que se desconozca el autor pero la obra tenga éxito.
Los dos escritores defendieron que “ya no quedan autores malditos”, es decir, escritores a los que nadie les hace caso, pues una vez que mueren reciben el reconocimiento que deberían de haber tenido en vida. Igualmente citaron que el último de los malditos es Bolaño.
Música:
En el Festival Eñe también hubo tiempo para la música y discutir sobre el Premio Nobel de Literatura de este año a Bob Dylan que tanto ha dado que hablar. Los encargados de debatir sobre este tema fueron el poeta Benjamín Prado y el periodista y escritor Jesús Ruiz Mantilla.
El poeta tomó postura como fan incondicional del músico, por lo que no extrañó que defendiera el derecho de Dylan al premio, e intentó convencer al periodista con diversos argumentos como “desde el principio, lo importante fueron sus letras” (ya que han sido publicadas en más ocasiones que las propias partituras), que desde el nombre artístico del músico (tomado del poeta Dylan Thomas) pasando por el de su guitarra (Rimbaud) están relacionados con la literatura o que incluso “Frank Sinatra dijo que Dylan era un buen cantante”.
Por su parte, Mantilla afirmó que la música del artista se parece más “a un recitativo con acompañamiento musical, que a veces no acompaña a la propia letra”. Además, defendió que si se le puede dar el Nobel de Literatura a un músico él proponía a Joan Manuel Serrat para el próximo Nobel.
Benjamín Prado defendió que la literatura va más allá de la novela y la poesía, pues este premio también se lo han dado a varios dramaturgos, y que no todos los músicos son iguales: “los hay absolutamente literarios, como Patti Smith, y otros que escriben para los pies, como los Beatles”. También quiso proponer a un músico para el próximo año: Leonard Cohen.
Los dos escritores estuvieron de acuerdo en que hay muchas canciones que son “pequeñas novelitas” o que tienen un aspecto poético, como pueden ser 19 días y 500 noches de Joaquín Sabina o Romance de Curro el Palmo de Joan Manuel Serrat.
Poesía:
Este aspecto poético de la canción, también estuvo presente en la mesa redonda “Poemas a los que me hubiera gustado poner música y músicas que se merecen un poema, una canción”, en la que intervinieron Christina Rosenvinge, David Villanueva, Carlos Zanón, Fran G. Matute y Miqui Otero.
Todos estuvieron de acuerdo al afirmar que no se puede igualar la música a un poema, pues las canciones cuentan con el acompañamiento musical y “no se lee un poema como se escucha una canción”, como argumentó Miqui Otero.
Para Christina Rosenvinge “escribir una canción es más complicado que un poema”, pues tienes que tener en mente “muchas cosas”. Además, “las canciones que quieren alcanzar el grado de literatura están recitadas, no cantadas, ya que cuando cantas la música ya tiene carga emocional”.
Después de más de 20 horas de todo tipo de actividades culturales, el sábado 5 de noviembre, cerca de la medianoche, se dio por concluida la octava edición del Festival Eñe, cuyo tema ha sido este año “Las utilidades de la literatura (y ojalá sus festivales)”.
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